TODO FLUYE Y NADA PERMANECE QUIETO
Bien podría ser la introducción a un libro. Pero es cierto. Realmente, no hay nada que permanezca quieto. Si te bañas en un río en un momento concreto y determinado, no volverás a poder hacerlo otra vez en la misma situación, porque habrá cambiado el río y también habrás cambiado tú.
En medio de ello, queda la fotografía, la visión lo más estática posible de un momento, de un instante. Eso traemos aquí, el "ya", el "instante condensado", por medio de imágenes que aglutinan de todo: sentimientos, reflexiones, etc.