La consecuencia de tanto frío era lógica. La nieve visitó la ciudad en la mañana del domingo, y aunque no precipitó demasiado, sí fue suficiente para vestir de blanco las calles y los tejados. No fue como en otras ocasiones, pero siempre que nieva la ciudad presenta sus mejores encantos. Aproveché para dar un paseo por la tarde, una ruta andando que me llevó por el barrio de tiradores y por varias calles del casco antiguo. Unas fotos:
Parque del Vivero
Vista desde los tiradores
Vista desde la calle del Matadero Viejo
Detalle del escudo de Cuenca
Teatro Auditorio
San Miguel
Fue breve pero intenso y como en otras ocasiones mereció la pena pasar un poquito de frío.
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